martes, 17 de febrero de 2009

El manglar de tu cuerpo


Sabes, eh caminado por bosque de interminables llanuras, la eh recorrido completa y aun así no creo saber si eh recorrido la mitad de tu cuerpo, siento tus lágrimas frías, caminar por tus pies desnudos en la nieve, Curtida de tantos pesares en el camino.



Ayer baje un poco más del alto de tu pecho, ¿abre descuidado algo ?. Doce veces camine por tus dedos, y llegue. Hasta el purgatorio de tu mente, veo que no es nada fácil dejar de vivir. entre tanta gente. Con las mismas ansías de segur viviendo.



hoy te vi más apagada, creo que la fe no te llena tus huesos; son flácidos como hojas en pleno agosto, que son movidas por el viento y llevadas aun más allá de las marejadas del desierto. Siento como se pierde el calor de tu cuerpo que anhela seguir respirando, pero esperas un poco más.

Y te digo casi llegamos.


Fue cuando me asalto la duda, de si dejarte sola, o llevarte conmigo. Sabes eh pensado en las mariposas que llegaron antes que tú. Me miraron fijamente con sus grandes ojos y creo haber visto algo nuevo, es como si me hablaran.


Siento decirte esto, pero creo que no vivirás, con esa pena prendida al alma. sentí tu zumbido que llego desde tu pecho. Eran las últimas monedas de hambre que teníamos, y aún así te quedaste prendida a mí. Como si fuese lo único que quedara en tu vida.


Vi mis brazos rotos por el viento mis labios rendidos por las lluvias ácidas que corren entre las nubes, apoderándose de ellas, creí ver un enorme manto de bosque tibio y bañado por un río de aguas cálidas y cristalinas, con una corriente natural. Como el movimiento de tus caderas, antes de ser dañada por aquel golpe llegando al caudal de la alegría.



En estos tiempos, la alegría se vende sola, y la tristeza se regala a menos de las desembocaduras de tus pechos, entonces te soltó la vida en una marejada de ilusiones: pero vi tus cuencas fluviales caer al trecho lecho que te fabricaron las llanuras, y entonces pude ver. Que eras la misma que tenia en mis brazos, nunca pensé estar hablando.



Solo… y menos en una noche oscura como estas, crees que estoy loco. Pero sabes quien es el loco en este lugar, dime. ¿Acaso fui yo quien corto tus brazos para limpiar su espalda, por que los suyos no eran lo suficientemente largos para llegar más abajo?.


No verdad, fui acaso yo. Quien saco tus ojos para ver la mañana siguiente sin perjudicar los suyos por los rayos del sol, entonces quien demonios crees que fue habla, dime algo por lo menos.

Los dedos somos culpable de no tener educación, y ser destituido de ellos, estuario, sabe que es poderoso pero que es la parte más importante por eso nos engaña y nos hace sentir menos importante, dime. Ría por el mal que te funde el alma, ¿somos delta sin caminos fijos entonces?. ¿que me dices ahora?.


Que cortaron tus caminos más allá de estas llanuras, creo saber.
¿Que? ¿hay algo nuevo en todo esto?.
Te amo y nunca dejare de hacerlo, somos como fichas de ajedrez, cada quien tienes su jugada en este inmenso partido, solo una la sabe jugar, pero espero no ganar, ni mucho menos perder, ni perderte.

La anemofilia, que se poza en mi por las noche. Son robadas en la mañana, con las gotas de agua que se escurren por tus párpado de pino, aún aquí. Inmóvil, sucio y al mismo tiempo limpio.
¿Por que me mojas con tus hermosas Manos fluviales?.


Y te miro y aún así no me hablas, Ría de mi alma, ¿cuando es que me unirá la corriente nocturna de tus piernas? y los matutinos besos de tus gotas sin fin, pero con un inicio tibio confuso y calmado.


Vamos, marchare en pocas horas y no quiero llorar, aun tengo un poco de orgullo. Sabes que el amor es como la tierra, que da frutos, que se cosechan, pero que nunca se olvida el día en que se arranca de allí la belleza que creció en sus campos.


Regados de paz y de esperanza, eres el color de mi horizonte sigue azul y mantén tus fuerzas intactas por el tiempo, que llegare a ti, un día inesperado. Adiós ría.


Escrito por: Yojanel Bruno